Diciembre es el mes de la navidad y de las festividades en familia. Es cuando reina la paz, la calma, el amor y la felicidad. Es sin duda la época del año más esperada por todos. Hay vacaciones colectivas, las empresas dan el 24 y el 31, por lo menos a partir del medio día en algunos casos, y todo gira alrededor de un entorno familiar y en pro del compartir. Sin embargo, esta vez la pasión por estas épocas ha pasado a otro plano. El bien del prójimo ya no tiene importancia, ni siquiera hay respeto ante los miles de seguidores que personajes públicos llegan a tener vía twitter; las columnas de opinión de las revistas y periódicos más importantes terminan siendo más de lo mismo; y es tal el punto de degeneración de la fraternidad que debería existir durante este mes, que los damnificados han pasado a un segundo plano y las noticias de los últimos días se han centrado en la polémica que existe entre mafiosos, contratistas, alcalde, ex-presidente, periodistas, caricaturista y hasta las familias de dichos personajes participan del meollo.
El asunto es el siguiente, yo no tengo nada en contra del twitter, soy fan número uno de este. No obstante, se ha tergiversado su uso y solo veo insultos que van y vienen. Cada uno de estos personajes protagoniza su historia de la forma que más le funciona. A veces es complicado seguir la telenovela, porque unos bloquean a otros. El otro desvía la conversación porque tuvo que redactar una columna para extender su opinión y lanzar una dedicatoria. Otros se defienden haciendo lo mismo. Quienes son más artistas entran en la discusión innovando, calentando más el ambiente y algunos pocos decidimos detener tanta discordia con solo presionar "unfollow".
El clima se sigue calentando, pero al parecer esto solo sucede en el mundo virtual y en los medios de comunicación, porque las lluvias no cesan. El calor humano, no se ve por ningún lado y las disparidades se acentúan en el momento menos indicado. Yo no estoy pidiendo que "no me coarten la libertad de expresión", tampoco me interesa recibir algún porción de la torta en el momento de la repartición, ni mucho menos quiero una demanda por calumnia o recibir un mail con amenazas porque no estoy interesado en esas muestras de afectos. Solo pido un poco más de respeto ante una nación. Respeto ante un país que durante estas fechas quiere olvidarse del amarillismo político y del conflicto, y solo concentrarse en dar amor, sobretodo para aquellas personas que más lo necesitan: Los damnificados del invierno.